La fuerza de los recuerdos…
Todas las emociones que sentimos, positivas o no, son necesarias para nuestro #crecimientoemocional y el álbum que os presento hoy, para mí, es de gran valor.
Con un discurso dulce y con un trazo sutil, Yo Witek y Christine Roussy consiguen transmitir una verdad universal; la felicidad no es una meta, no es para siempre. Emerge cuando vivimos, sentimos y valoramos los pequeños momentos que nos regala la vida. Momentos que duran un parpadeo, que no son eternos … pero que tienen una fuerza extraordinaria, nos dejan una huella en el corazón ¡de dimensiones incalculables!
A lo largo de las páginas de este #libro, se percibe que la felicidad son “pequeñas alegrías” que nacen de la práctica de vivir con intensidad el presente, el hoy, el aquí y el ahora. Estos instantes de felicidad, que salpican de luz nuestros días, nos impulsan y nos ayudan a recuperarnos frente a otros momentos menos agradables.
A todo el mundo nos gusta vivir en la burbuja de la felicidad… ¡Nos gustaría vivir siempre! Pero sabemos que esto no es posible. Hay situaciones que aparecen y pinchan esa burbuja donde estábamos tan bien … Y entonces, ¿qué? Encogemos los hombros, evitamos tomar conciencia de aquella emoción que nos desagrada y nos sentimos perdidos. Quizá por eso, este libro pone a nuestro alcance una herramienta muy valiosa que nos ayudará a recuperarnos, a reencontrarnos, a sentir la serenidad … a aliviarnos: la cajita de la felicidad, donde guardar ¡los tesoros más valiosos !
Todo comienza a partir de una donación muy especial. La abuela del cuento le da a su nieta una “cajita, preciosa, que tenía en un armario enorme”. A partir de este momento, podemos apreciar cómo esta donación le genera un bien emocional conocido como FELICIDAD.
En esta cajita la protagonista del cuento guardará “sus pequeñas alegrías”: los charcos de agua, las burbujas de jabón, los amigos y las amigas, su gato Peluche, las fiestas de disfraces, los primeros pasos de su hermana … Como veis, una cajita donde guardar los momentos más tiernos. Así, al abrirla en días con sabor a disgustos, a penas y tristezas… La fuerza de sus recuerdos hará que sienta ¡la dulzura de la felicidad!