Una historia que rompe estereotipos, que arriesga por un lobo gris, de pelaje suave y bien dulce.
Feliz día Familia Extraordinaria!
Para mí, el lobo forma parte de uno de los personajes necesarios en la literatura infantil. En las historias, es él quién aguanta el peso de los adjetivos calificativos más negativos: malo, sucio, sin escrúpulos, feo, necio y así, un largo etcétera. En consecuencia, el lobo engloba la antítesis de los valores plausibles y aceptados socialmente. Con personajes como él contactamos, sentimos y entendemos los conceptos de “bueno” y “malo”. Pues bien, esta historia se aleja de este estereotipo y nos transmite una visión infinitamente diferente. Este lobo gris, de pelaje suave es tan… dulce! A él le gusta, muchísimo, correr por el bosque con otros animales pero no para comérselos, sino para buscar ¡mil y una aventuras!
Toda su familia espera que se convierta en un gran cazador y esta esperanza, este deseo, lo destroza por dentro. No sólo le hace sentir avergonzado también le hace sentir un miedo apabullante; el miedo al “qué dirán”.
Caperucita Roja y su abuela se convertirán en compañeras de aventuras y ayudarán a nuestro lobo a quererse como es, a aceptarse y encontrar la valentía para explicar a su manada que él es ¡vegetariano!
Y tu, como el lobo, ¿también escuchas y sigues los latidos de tu corazón?