Un cuento que te hará tomar conciencia de que educar hacia la estima y el respeto a la naturaleza, ¡es necesario!
El tándem que forman la escritora Yo Witek y la ilustradora Christine Roussey, hace tiempo que me deja embobada. Sí, lo confieso … Esta colección de Bruño Editorial, ¡me enloquece de amor! y, cuando tengo en las manos un nuevo ejemplar, siento, intensamente, que sostengo una joya. Así, la joya que os presento hoy huele a madera, a naturaleza, a serenidad, a sensaciones cenestesias, a copa y raíces, a años de sabiduría. ¡Huele a vida!.
En cuanto abres las páginas de este cuento, te transportas. De repente, te sientes acariciada por hojas de colores y notas tus pies desnudos en el césped.
La protagonista de esta colección, la niña del lazo de seda y mejillas rojas, ¡sabe bien cuál es esta sensación!. A ella le gusta mucho tumbarse sobre el césped, llenar de pureza su cuerpo y sentir como su corazón late de felicidad al lado del árbol que, cada día, la espera en el parque. Es ¡su árbol amigo!. Un amigo de cuello alto y cara de madera que siempre está cerca de ella. Que a pesar de no tener orejas, ni ojos, ni pies … Es su amigo de aventuras y el guardián ¡de todos sus secretos!
Un cuento fabuloso que te hará sentir “el aquí y el ahora”. Que hará detenerte y redescubrir el amor hacia la naturaleza … ¡Nuestro tesoro más preciado!
Que te hará tomar conciencia de que educar hacia la estima y el respeto a la naturaleza, es uno de los legados más bonitos que podemos dejar.
Ciertamente, se entrega a la educación emocional, la educación en valores … Poniendo a nuestro alcance historias que, como la lluvia fina, necesitan bien dentro. Es un regalo poder disfrutar de cuentos que permiten educar la mirada y ¡el corazón!